sábado, 13 de abril de 2013

A corzos




El duende del bosque. Así suelen llamar a este  cérvido que afortunadamente es de los únicos animales salvajes de España que está en expansión.

Estamos en León, donde hace 30 años para ver un corzo había que ir a sitios muy concretos como las reservas de caza, sin embargo hoy día están prácticamente por todos los sitios, ya que este animal tan propio de espesuras ha colonizado también las zonas de labor como en el norte de Europa, y vive tranquilamente entre maizales y otros cereales aprovechando las abandonadas orillas de los ríos que recorren nuestros valles para buscar refugio cuando el cereal se ha recogido. La parte negativa de esta expansión es que en los últimos años están provocando bastantes accidentes de tráfico, y como sería de esperar daños a la agricultura, ya que como buenos sibaritas se comen los brotes más tiernos de todo lo que encuentran plantado.


En león los corzos suelen ser bastante grandes comparados con los de otros puntos de España, con un peso que puede pasar de los 30 Kg y una alzada de unos 80 cms en la cruz. Son los cérvidos más pequeños, y como sus parientes solamente los machos están provistos de cuernos.


A pesar de que sus cuernas no son tan aparentes y exageradas como las de los de los venados y los gamos, no cabe duda de que son preciosas. Una cuerna con unas rosetas grandes, un perlado interior muy marcado y unas puntas afiladas y largas que salgan de un tronco largo y grueso en forma de lira, sería la descripción de una cuerna perfecta, aunque algunas veces como en el caso del animal de la foto, puedan presentar cuernos asimétricos y/o con varias puntas más.


Fotografiando corzos no dejaras de llevarte sorpresas, como en el caso de esta foto que es una de las que más me gustan: Había una pareja de corzos un macho joven y esta corza. No habíamos visto al macho y habíamos entrado a la hembra, yo la estaba enfocando y de repente el macho que estaba echado salió corriendo y la hembra le siguió. Dos fotos después de la ráfaga la pareja corría junta, es la foto del encabezamiento

Utilizando un baremo fotográfico, para mi el corzo a rececho es el más difícil de fotografiar. Si bien es cierto que es el más asequible, pues abunda, y no se requiere una preparación física especial para buscarle, su hábitat y su comportamiento nervioso complica las fotos sobremanera. Rebecos, cabras y muflones si que requieren normalmente una preparación física especial, pero una vez localizados si los has entrado bien las fotos resultan más fáciles. Ciervos y gamos son más fáciles de localizar sobretodo en la berrea y en la ronco respectivamente.    


Son muchas las veces que hemos salido a buscar corzos y siempre hemos tenido la suerte de ver alguno, aunque muy pocas veces hemos podido fotografiarlos con tranquilidad. Sus sentidos súper desarrollados: oído, olfato y vista por ese orden, hace que el acercarse a ellos recechándolos a menos de 100 metros sea una casualidad, solamente hay una cosa a nuestro favor: su curiosidad, salvo que nos hayan visto claramente, rara vez no se pararán a mirar a ver que “es eso que no es, o no suena normal" en su entorno, y esos segundos son los que hay que aprovechar para “pillarlo”.


Si hemos conseguido acercarnos a una distancia prudencial y el animal no nos ha detectado, un silbidito  hará que mire en nuestra dirección y si estamos convenientemente camuflados, después seguirá a lo suyo sin haberse asustado.


A este corzo le falta un pedazo de cuerno, posiblemente lo perdiese en una pelea, a pesar de eso es un bonito animal, y si llega a sobrevivir hasta la próxima primavera seguramente lucirá una preciosa cuerna.


Esta pareja está fotografiada en Marzo, y el macho aún no desarrollado toda la cuerna. Son dos animales jóvenes, aunque la hembra parece mayor que el macho, pues si éste fuese viejo su cuerna estaría ya totalmente formada aunque cubierta aún de terciopelo.


Conseguir la foto de un animal excepcional como el de la anterior y fuera de un entorno protegido creo sinceramente que es una lotería, en este caso la suerte se alió con nosotros y pudimos inmortalizar esta preciosidad, pues salvo que dispongamos de un súper equipo para esperarles en una pradera a 200 metros y dejando al margen las casualidades, el conseguir una foto “10” de un corzo es muy difícil. Se sacan miles de fotos a estos duendes, pero siempre hay algo que hace que las falte "un poco", bien sea por la luz o el enfoque, el modelo, el entorno, la distancia, o nuestros nervios, por eso serán muchos los cabreos cuando visualicemos el resultado pero en esa proporción irá la satisfacción cuando consigamos una buena foto con que solo sea de “5” para arriba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario