martes, 20 de junio de 2017

Los Abejarucos


Hace un año publicaba una entrada en Mi Blog sobre los Abejarucos donde
describía mi contacto con esa especie, limitado a un par de visitas a una colonia del sur de nuestra provincia.


No obstante me quedé con ganas en esa entrada de profundizar un poco más sobre el comportamiento de estas interesantes aves, y para ello necesitaba encontrar una colonia donde poderles observar tranquilamente y durante varios días seguidos, ya que me interesaba sobre todo ver su comportamiento prenupcial con las cebas características y la culminación con las cópulas correspondientes.

También me interesaba mucho ver la variedad de sus presas, y como no, poder tomar algunas fotografías en situaciones algo diferentes a las clásicas del ave posada, así que me puse a la labor para ver si encontraba un grupo de estas aves que me permitiese hacer todo esto.


Hace ya varios años que desde mediados de primavera, que es cuando llegan estos visitantes africanos,  sobrevuelan a diario nuestra casa un grupo de abejarucos ya que sus cantos característicos siempre nos advierten de su presencia aunque a la altura a la que pasan hace que la mayoría de las veces no los veamos. Yo había intentado localizar su lugar de cría en varias ocasiones sin resultados, así que esta vez decidí ampliar un poco el radio de búsqueda y......... finalmente tuve suerte.

Fue una satisfacción localizar al pequeño grupo que anidaba en una mínima cárcava por debajo del nivel del suelo, eran tan solo media docena de parejas pero el lugar se prestaba para poder observarles con tranquilidad, ver cuáles eran sus presas habituales, y además desde el punto de vista de las fotografías el lugar parecía reunir buenas condiciones, así que coloqué unos posaderos para ver si ellos los aceptaban, preparé un pequeño escondite para poderme ocultar, y espere unos días antes de volver por allí.


Cuando volví pude ver ya de lejos que los posaderos estaban ocupados, y al acercarme comprobé que ya llevaban unos cuantos días ocupándolos, según indicaban la cantidad de egagrópilas y excrementos que había en el suelo debajo de ellos, así que me dispuse a obtener los primeros resultados, comprobando que aún había "discrepancias" en cuanto a la propiedad de los posaderos. 





Solo en los dos primeros días ocurrieron algunas escaramuzas esporádicas, y finalmente cada pareja ocupó el posadero conquistado, mientras que otras optaron por el suelo o por las ramas de un arbusto próximo, así que ahora quedaba pues disfrutar viendo sus paradas nupciales y tomar algunas fotos.

Así fue y a lo largo de semana y media pude comprobar que tipo de insectos capturaban, muchas cebas nupciales, y también bastantes cópulas.




Como decía una de las cosas que más me interesaba era ver como se alimentaban y cuáles eran sus presas habituales. Además de las abejas que por supuesto estaban en el menú, en las cebas nupciales incluyeron una variedad considerable de insectos, sobre todo mariposas, avispones, varios tipos de dípteros, algún pequeño odonato, e incluso algún coleóptero, y estas son algunas de las fotos tomadas.














Al menos en las parejas que forman esta colonia pude ver que el tamaño de la presa ofrecida por el macho condicionaba la cópula. Varias veces  y en todas las parejas comprobé que un pequeño insecto era aceptado y engullido por la hembra de inmediato.











Pero si la presa era mayor, el macho se pavoneaba con ella golpeándola contra el posadero ante la "expectación" de la hembra. Una de las secuencias más largas fue ésta, en la que el macho llego con una Argynnis pandora, duró un buen rato, y terminó en cópula.











Hubo varias ocasiones en que el macho llegaba con un presente importante y la hembra no estaba, entonces él esperaba con el regalo en el pico hasta que aparecía, a veces tardaba varios minutos, y cuando llegaba comenzaba el ritual de preparación machacando la presa dándola golpes contra el posadero, lo que normalmente terminaba en cópula como en la secuencia anterior.

En este caso la presa era uno de los Heteroceros mas bonitos el Macroglossum stellatarum, o Esfinge colibrí, que en esos días pude comprobar que a pesar de su velocidad era una de las presas habituales de esta colonia .


Las cópulas observadas eran relativamente largas, un minuto aproximadamente, y debido al colorido y a los aleteos del macho sobre la hembra muy llamativas. Si ante un leve empujón del macho la hembra no aceptaba y se ponía en posición, el macho se iba a buscar otro insecto para ofrecérselo, y así insistir hasta que ella "se decidía".











En fin, varias sesiones de 3 ó 4 horas cada una me permitieron empezar a conocer un poco más a los Abejarucos y tomar muchos cientos de fotos, al tiempo que disfrutaba viendo las costumbres de estas preciosas aves.











Como algunos nidos ya estaban ocupados y no quería interferir en absoluto en esa delicada fase de la cría, solo quedaba desmontar el mínimo hide colocado, y dejar todo como estaba a excepción de los posaderos que tan fácilmente habían aceptado, esperando que el próximo año pueda volver a disfrutar unos días con esta pequeña colonia.
 
Esto ha sido todo, espero que os haya gustado y hasta la próxima.

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